No hay lugar como el hogar…

No hay lugar como el hogar…
Ni nada más valioso que la familia…
Enfoca la mirada en Jesús…
Y ábrele los brazos a la vida…
¡No temas y esfuérzate!
¡Solo el cielo es el límite!
Si así lo quieres…
Si así lo crees.

Ellos dijeron:
¡Cree en el Señor Jesucristo!
Y serás salvo, tú y tu casa.
‘Hechos 16:31’

Demos el amor, la prioridad y el valor que merece la familia. Seamos empáticos con nuestros hijos sin dejar de llamarlos a la atención de las cosas que están mal, ni decirles con amor cuando las cosas que hagan sean correctas.

Miremos a nuestras parejas como esa parte que son nuestra, sin pensar en soluciones que dividan, más bien en todo momento siendo pacientes, orando y pidiendo en oración por dirección a nuestro amado Dios; quien nunca cambia su palabra, ni su voluntad y que tampoco permite que carguemos con cosas que no sirvan a su propósito divino de mejorarnos en su amor.

Este tiempo profetizado desde los comienzos de nuestra humanidad están siendo cada vez más visibles y más palpables, pero sigamos dando de la luz que alumbra al mundo y de la sal que da sabor a las vidas de todos los presentes en las palabras de Dios en sus mandamientos y el legado de Jesús, quien nos muestra el camino y nos dice:

No os afanéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
‘Mateo 6:31’

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
‘Mateo 6:33-34’

¡Cuidemos la familia!
Démosle lo que deseamos de ella…
¡AMOR!

‘Sembremos todo el amor que podamos’
 
Seguimos creciendo en la sabiduría de Dios…
Obremos tal nuestro aprendizaje y conocimientos.

¡Ya tienes el llamado!

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Aparta la mirada de la mentira de este mundo y despierta de tu pereza espiritual. Dios quiere salvarte y darte una vida nueva y verdadera, para que todos los que escuchemos creamos y hagamos su voluntad, caminemos juntos a Él y que podamos ser otra vez, en el nuevo comienzo que se avecina.

Que todo el amor de Dios y su sabiduría llenen tu vida, mostrándote el camino correcto, haciéndote humilde y benévolo para con los demás.
 
Que el amor de Dios y su paz sigan bendiciéndonos a todos y confortando nuestro espíritu, en el nombre de Jesús.

Amén.